Jaque a la Vida
Somos reflejo de las decisiones que formulamos,
mas nos convertimos en las acciones que realizamos.
No obstante, los sucesos que nos rodean no son más que eso,
compuestos hechos de simples variables aleatorias que conforman y
mantienen a esta espiral de tiempo y espacio en constante movimiento.
Haciendo de nosotros no más que una viva ilusión.
Empezamos como peones aspirando llegar a la realeza
cruzando por el campo de batalla. Dispuestos a perderlo todo
con tal de llegar hasta el otro extremo y decir: “Lo he conseguido”.
Dejando que sea el tiempo quien se haga cargo de las memorias,
lo perdido será cosa del ayer o al menos eso nos obligamos a creer.
Nos hemos entrenado bien desde la infancia, teniendo al factor espacio
jugando con nuestra imaginación a través de mundos mágicos y surreales.
Introduciéndonos a criaturas fantásticas, un tanto descomunales con un
indefenso “Había una vez…” que es capaz de atraparnos y mantenernos
alejados de nuestro propio entorno hasta haber escuchado el “vivieron felices
por siempre”. Volvernos víctimas de nuestra propia imaginación fue la misión
que nadie se planteó, pero pareciera que era la única opción para absorber las
amargas delicias que nos aguardan en la esquina.
Después de todo somos parte del menú por acontecer.
Uno, dos, tres te has salvado está vez.
Cuatro, cinco, seis toca subirte al tren.
Siete, ocho, nueve y diez no querrás tantear para hacer jaque al rey
Después de todo somos una mínima parte de este mundo al revés,
donde lo último que puedes esperar es terminar de pie.