No molestar.
De vez en cuando me parece natural querer colocar el letrero de “No molestar”.
No por el afán de cerrarse al mundo, sino de darse a la simple y aún complicada tarea de acomodar ideas. Reflexionar de las decisiones tomadas. Planes que siguen aguardando. Eventos de la vida que dejaron huella e incluso hoy siguen resonando en la cabeza.
Todo eso más el genuino deseo de tener un momento sereno. Donde se logra escuchar el eco dentro del silencio. Es entonces que se da una oportunidad distinta al “ahora", “lo que fue” y “lo que vendrá”.
De vez en cuando le cae bien al cuerpo y a la mente, incluso al alma, el desconectarse de las preocupaciones superfluas. Y dejar a estos sumergirse en su propia ingenuidad.
Por eso, de vez en cuando, me gusta colocar el letrero de “No molestar” y darme la libertad de disfrutar de este viaje llamado vida.